Desde siempre había querido ir a Praga, junto con Viena. En Viena ya estuvimos en el 1989, justo los días en que cayó el Muro de Berlín.
Pero nos quedaba una asignatura pendiente que por un motivo u otro se posponía.
A la vuelta de Israel hice el comentario de que el próximo viaje tenía que ser preciso por Europa, pues ya estaba un poco saturada de los países árabes, de su cultura y de otras “delicias”. Necesitaba “civilización”
Como se estaba organizando un crucero por los fiordos noruegos para Julio, pensé que para el próximo 2012 le tocaría a Chequia. Casualmente escuchamos por la radio una entrevista a un experto en este país, que nos cautivó todo lo que decía sobre las bellezas paisajísticas y monumentales que se podían disfrutar tanto en Praga capital como en sus cercanos alrededores. Eso nos planteó pedir más información a la oficina de turismo checa que nos envió un amplio dossier.
Como coincidió con las fiestas de Navidad y un fuerte gripazo por mi parte lo dejamos todo para después de fiestas, el estudiar lo que nos habían mandado y madurarlo.
Mi sorpresa fue que el día de Reyes, después de abrir los deseados regalos, tuve un poco de tiempo antes de comer y se me ocurrió abrir el correo. Lo primero que vi fue un correo de SS. MM. los Reyes Magos de Oriente. Tuve la tentación de borrarlo por la proliferación de correos basura que había recibido estos días, pero algo me lo impidió y lo abrí. Fue la sorpresa más bonita y emotiva que había recibido en mucho tiempo.
De fondo había una foto nocturna de la catedral de Praga con una leyenda que decía que valía por un viaje a Chequia en Marzo, durante toda la semana de Fallas. Me emocioné un montón porque ya venía programado todo, los hoteles en Praga y en otros tres lugares en los alrededores, los vuelos, todo.
Vicente lo había organizado todo a espaldas mías con la connivencia de nuestros vecinos que claro está vienen también. Luego se ha apuntado otra querida pareja, más no, ya que los recorridos los haremos en un monovolumen y es muy incómodo ir varios coches.
Mi reacción fue ir a coger una maleta y presentarme delante de Vicente con ella en la mano para indicarle que ya había leído el mensaje, con las consiguientes risas.
Creo que va a ser un viaje fantástico por todo, la organización, la compañía y el país.
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