Galeria de fotos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Picos de Europa 2014

Potes, Camaleño, San Pelayo, Valle de Liébana, Castropol, Rapalcuarto.


Diario del viaje.

 

Domingo: 28 de Diciembre: Valencia - San Pelayo

Hacia las 9 de la mañana, después de pasear a Max, le doy las pastillas para que se atonte un poco y vaya relajado durante el viaje para que no se maree.
Aunque siempre queremos salir pronto, parece que tenemos una hora fija, las 10 de la mañana. Una vez cargado el coche con nuestras maletas, las de Max,  los trastos de Vicente para poder volar los drones, así como una nevera, salimos del garaje. Paramos a que Vicente tome café. Todos los bares de la calle están cerrados, excepto el de los chinos, que abren pronto y no cierran ningún día.
Ha salido un día soleado y no hay mucho tráfico.
Cuando aún no han pasado dos horas salimos de la carretera por la salida 159, Torrubia del Castillo y paramos en La Sima. Nos almorzamos un buen bocadillo de blancos a la brasa, que nos llena de energía para seguir el largo viaje.
Max baja del coche y corre  por allí, hace sus cosas y continuamos la ruta.
Cruzamos Madrid y en el Puerto de Somosierra cae algo de aguanieve. Paramos en el área de servicio de Milagro cerca de Aranda de Duero. Entramos en el restaurante “Como en casa”. Como son las tres de la tarde hay un poco de cola pero nos sientan pronto. Yo no me puedo resistir en comer una sopa castellana, es decir, una sabrosa y completa sopa de ajo, en recuerdo de mi niñez, ya que al rechazar las papillas me crié con sopas de ajo. Luego tomamos unas chuletitas de cabrito a la brasa sobre un soporte de rejilla con brasas abajo, para que no se enfríen.
Son espectaculares las lámparas que adornan el techo del comedor.
Repostamos, Max corre y hace sus cosas, come algo y seguimos, que aun nos queda un buen trecho.
Al pasar por Burgos  nos impresiona el estado en que quedó la fábrica de Campofrío tras el pavoroso incendio.
Como otras veces nos equivocamos y en vez de tirar hacia León, cogemos la nacional que va a Santander.
Es un tramo que llega hasta Aguilar de Campoo, donde se coge la autovía hasta Torrelavega. Empieza a caer una fuerte nevada que cubre la carretera. Se ha hecho de noche y por allí no pasa nadie. No podemos parar por si se cierra el camino. Por fin llegamos a la Autovía y la nevada sigue siendo fuerte. Más a menos vamos circulando hasta que de repente vemos una larga fila de coches parados en la carretera. Hay coches cruzados, nerviosos, ya que no saben poner las cadenas, otros que no las llevan. Un 4x4, de los muchos que llevan remolque para perros dirigiéndose a cazar,  pasa por la izquierda y nosotros lo seguimos. Luego aparece una máquina quitanieves y vamos los que podemos detrás.
Esta Autovía no tiene áreas de servicio y las salidas son hacia los pueblecitos, así que no podemos parar hasta que la carretera esté limpia y sin nevar. En una escapatoria tenemos que parar a aliviarnos.
En Reinosa ya no nieva, sólo llueve un poco.
Nos alegramos de llegar a Torrelavega, pues ya estamos más cerca del desvío hacia Unquera y Potes y la carretera está mejor.
Una vez en el Desfiladero de la Hermida nos sorprende la cantidad de cascadas que bordean la carretera. Según nos dicen después, ha estado lloviendo mucho y sin parar durante dos días seguidos, cosa no habitual en la zona,  la tierra ya no admite más agua y por eso se habían formado esos chorros.
Cuando llegamos al pueblo de la Hermida, donde se encuentra el Balneario, salía de la montaña una cascada grande, que estaba iluminada y el efecto era espectacular, pues parecía una aparición.
Casi a las 9 de la noche llegamos a la Posada de San Pelayo. Han sido casi 11 horas de viaje. Estamos agotados. El jardín está empapado de la lluvia, que ya se ha parado.
Subimos el equipaje a la habitación, damos de cenar a Max y bajamos a cenar.
Aquilino nos hace una cena rápida y casera, cosa que le agradecemos infinito. No nos apetece nada salir de nuevo a buscar dónde cenar.
Charlamos un poco y rápidamente nos acostamos.

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Lunes: 29 de Diciembre:

Lo primero de la mañana es pasear a Max. Recuerda perfectamente el lugar y se alegra de correr libre. Los picos que rodean la zona están nevados y ha salido un día precioso pero todo escarchado de la helada nocturna. Al haber tanta agua acumulada en la hierba, vamos pisándola y rompiendo la escarcha. Hay una paz relajante, con el sonido de fondo del agua brava del río que bordea el terreno de la Posada.
Elijo un libro de la biblioteca de la Posada para leerlo estos días. Me alegro de ver que tiene “Misión Olvido” de María Dueñas. Lo he empezado a leer tres veces en mi ebook,  se había contaminado el archivo y no lo había podido terminar.
Leo un rato en la habitación y bajamos tarde a desayunar. Ahora ya estamos recuperados del palizón de ayer.
Nos bajamos a Potes al mercadito de los lunes. La primera visita es a la ferretería. Nos da mucha risa el que allí encontramos cosas que en Valencia no habíamos visto. El año pasado descubrimos los pomitos de la cocina, que cambiamos por habérselos comido Max. De los nuevos también ha mordisqueado alguno y le pedimos el mismo modelo. Nuestra sorpresa es que no ha repuesto el stock y le quedaban justo los que no compramos el año pasado.
Después veo unos pozalitos muy  bonitos de inox para gastarlos de macetero en Javea y también acabamos con sus reservas.
Salimos al mercado y vamos directos a la parada de los quesos que nos gustaron el año pasado. Luego compramos pan de pueblo, cecina y garbanzos.
Nos acercamos a Tama, el centro de interpretación de los Picos. Nos parece que está abierto y entramos a comprobarlo. Los otros dos años estaba cerrado. Como ya es un poco tarde lo dejamos para mañana.
La zona del aparcamiento está seca y es amplia para que Max corra y Vicente pueda volar su dron grande.
Volvemos a Potes y vamos a comer al Asador Llorente. Otros años lo habíamos encontrado cerrado. Nos tomamos un caldo de cocido y yo un solomillo muy bien hecho y Vicente un chuletón de buey, fantástico.
Nos volvemos hacia el coche paseando y viendo las tiendas de la plaza. Entramos en una y compramos sobaos típicos de la zona  para nuestro amigo y vecino Luis, ya que cada vez que Max ve la puerta abierta de los vecinos se mete corriendo a la cocina, se queda mirando el armario donde Luis guarda los sobaos, esperando a que le de uno.
Subimos hasta la Posada de Peñas Arriba en Lon para reservar la cena de fin de año pero está cerrada por descanso del personal.
Ya en San Pelayo Vicente vuela el dron, sacando vídeo.
Vicente después se sube a dormir una buena siesta y yo me quedo a leer al lado de la chimenea.
Cuando bajan Max y Vicente nos vamos a dar una vuelta, nos tomamos un refresco, charlamos con Lourdes y Aquilino y vemos un poco la tele.
Nos subimos a la habitación y cenamos el pan de pueblo con la cecina que hemos comprado hoy en el mercado, que está buenísima.
Vemos un poco la tele, leo y nos quedamos dormidos.

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Martes: 30 de Diciembre:

Pongo Jr., el nieto de los perros que tenían el año pasado en la Posada, Tana, que murió hace un año por hemorragias producidas por tragar un hueso y Pongo Sr. que murió de viejo y pena más adelante, me estaba esperando en la puerta para venirse a pasear con Max. Como Max es mayor le fue marcando el terreno a Pongo para demostrarle que es dominante. Lo quería montar y Pongo se dejaba. Juegan y corren y se lo pasan en grande.
Ha seguido escarchando y hoy es más gruesa la capa de hielo.
Desayunamos como siempre muy bien. Lourdes ha hecho galletitas de Navidad que están buenísimas. Todos los días hace dos bizcochos diferentes.
Nos vamos a Tama a ver la exposición. Dentro del edificio hace un frío que pela. A la salida, como hace un sol espléndido, soltamos a Max para que corra y nosotros entramos en calor.
Nos vamos hacia Espinama y paramos a comprar cecina y queso de Pido en la tienda de la plaza.
Por allí está Teo, un perro terranova negro de Casa Máximo. Es un perro enorme pero muy cariñoso que se va acercando a todas las personas que hay por allí.
Subimos hasta Fuente Dé, que está todo nevado. Paramos en una explanada y Max corre como una cabra, dando saltos, comiéndose la nieve.
No subimos al teleférico porque hay mucha gente.
Nos volvemos a Espinama a comernos un cocido lebaniego en Casa Máximo. Está muy bueno pero como los platos son tan abundantes pedimos que nos guarden lo que ha sobrado para Max, que en cuanto se lo ponemos lo devora.
Volvemos a subir a Lon a reservar la cena de mañana. Hoy si que está abierto.
Ya en la Posada Vicente saca el dron y lo vuela, filmando para montar un video de la Posada y su entorno.
Luego hacemos lo mismo que ayer. Uno se sube a dormir la siesta con Max y yo me quedo a leer al lado de la chimenea. Charlo un rato con Paula, la hija de Lourdes y Aquilino, que está acabando Ingeniería de Caminos, canales y puertos. Tiene pronto exámenes y no para de estudiar.
Luego aparecen Ana y Manuel, de Alicante que vuelven de su excursión. Ella se queda a charlar.
Cuando bajan Vicente y Max tomamos un refresco y charlamos con los huéspedes. Paseamos un poco a Max y nos subimos a cenar en la habitación. Estamos llenos de la comida y sólo nos tomamos un sándwich. Como tenemos mesa camilla y sillones, es muy cómodo para nosotros.

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Miercoles: 31 de Diciembre:

Como siempre, Pongo nos espera a Max y a mí en la puerta y se viene a pasear con nosotros. Ya se han acostumbrado a ir juntos y se lo pasan pipa. Corren, se revuelcan en la escarcha, si se para uno a oler una hierba, el otro también. Si uno hace pis , el otro también. Parecen Pili y Mili.
Leo un rato en la habitación y luego bajamos a desayunar.
Nos bajamos a Potes, repostamos el coche, vamos al Supermercado a comprar York para darle las pastillitas del mareo a Max, rellenamos el depósito del agua del limpia y nos vamos a Tama a que corra Max.
Como hoy la cena será más abundante decidimos comer en la habitación. Hemos comprado unas anchoas fantásticas y pan tierno.
Después, aprovechando el buen sol,  Vicente vuela de nuevo el dron. Volvemos a Potes a sacar dinero.
Leo un buen rato y acabo el libro. ¡¡¡Por fin lo he podido acabar!!!!
Nos arreglamos y nos vamos a Lon a cenar. Nuestra sorpresa es que al llegar no hay nadie. Haciendo tiempo por si viene más gente a cenar, nos tomamos un vermouth. Cuando se hacen las 9.30 entramos en el comedor y estamos solos. Nos van sirviendo y a mitad cena llega una pareja alojada en la posada que no quiere cena de Fin de Año y piden a la carta. Luego llegan dos parejas más y ya está.
Han hecho el mismo menú que el año pasado. Como les indiqué que no me gustan ni el foie ni las mollejitas de cordero, nos han puesto unas croquetitas variadas congeladas y un poco de queso rebozado.
Lo peor ha sido la paletilla de cordero lechal, que estaba seca, requemada y recalentada.
No tomamos vino y no nos quedamos al postre ni a las uvas y al ir a pagar nos piden el precio del menú completo más el IVA. No tenemos ganas de discutir pero no volveremos más.
Nos bajamos a la Posada y Lourdes y Paula han preparado unas bandeja enorme de dulce navideños y copas, champan y las uvas en unos paquetitos muy bonitos.
Como es pronto subimos un rato a la habitación a ver el programa de José Mota, que está muy bien.
Nos bajamos al salón de la chimenea y charlamos un rato. Hay un matrimonio alemán, que viven normalmente en Colorado, aunque ahora están ya un año en Sevilla, con dos hijas, otro matrimonio con un niño que son portugueses (¡qué casualidad, es el tercer año que vamos y siempre ha habido portugueses!) y los de Alicante. Les explico a los alemanes las costumbres españolas para fin de año. Nos tomamos juntos las uvas, charlamos un buen rato y ya nos despedimos a dormir.

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Jueves: 1 de Enero:

Mi primera tarea al despertar es ir a pasear a Max. Se nos une Pongo, como todos estos días, y disfrutan ambos de la libertad y los olores del campo, retozando sobre la escarcha que cubre las hierbas.
Hacemos un poco el vago y bajamos a desayunar. Lourdes nos sorprendió ayer con mazapán casero, que está muy bueno.
Nos vamos a ver un prado cercano, con unas vistas espectaculares del valle y los Picos ideal para que corra Max y para volar el dron. Pero nuestro gozo en un pozo. El suelo está absolutamente mojado todavía de las lluvias pasadas y los accesos son barro puro. Así es que no podemos bajar del coche. Incluso resbalan las ruedas en el barro del camino.
Ante esta contingencia nos vamos a Tama, lugar que está seco y hay espacio para correr sin peligro.
A la vuelta a San Pelayo paramos en Turieno a hacer unas fotos. Esa zona no recibe el sol en todo el día y se va amontonando la escarcha en los árboles y arbustos que bordean el rio. Es un paisaje precioso. Los cristales de hielo cubren las barandillas del puente.
Como aún es pronto, Vicente vuela el dron un rato.
Nos vamos a comer a Los Molinos. Como no encienden los radiadores, el ambiente está un poco frío, pero nos han puesto una estufa de butano cara a nosotros para que estemos más cómodos.
Nos comemos un magnífico cocido lebaniego, el mejor de todos. La sopa está buenísima, el pan de pueblo, sabroso y crujiente, lo que nos permite hacer sopas con el caldo. Luego vienen los garbanzos y la carne. Por supuesto, no podemos acabarlo. La señora, muy amablemente nos trae una fiambrera y una bolsa de plástico para que nos llevemos las sobras, que son muchas, y así se las come Max.
A la vuelta a la Posada charlamos con Lourdes y Aquilino frente a la chimenea y les contamos lo de anoche en Peñas Arriba. Este último año han recibido noticias no muy agradables sobre el comportamiento de los dueños. Esto nos confirma en no volver.
También comentamos en las obras que quieren emprender para mejorar aun más la Posada.
Nos subimos a descansar un rato.  Mientras yo hago las maletas y me lavo el pelo, Vicente se va a pasear a Max y a tomarse un refresco. Pongo y Max se quedan por fuera jugando y cuando Vicente recoge a Max se lo encuentra todo mojado y embarrado. Parece que Pongo lo ha llevado al rio. Max, al ver agua, no se lo piensa y se mete. Le encanta. Luego se ha embarrado al salir del rio.
Se lo lleva al coche y lo seca como puede con la toalla que llevamos para él.
Ya en la habitación lo termino de limpiar y lo dejamos atado al radiador para que se seque del todo.
Bajamos al salón de la chimenea, charlamos con los dueños  y nos subimos a cenar un poco en la habitación. El cocido nos ha dejado llenos a tope.

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Viernes: 2 de Enero: San Pelayo a Castropol

Hoy es nuestro último paseo en Potes. Sigue el tiempo tan bueno y hoy ha escarchado menos.
Desayunamos y nos despedimos de Lourdes y Aquilino. Son encantadores y tan agradables, que nos sentimos como en casa.
Al pasar por el Desfiladero de la Hermida vemos que ya han desaparecido las cascadas.
Una vez llegamos a la Autovía en dirección a Tapia de Casariego el camino se hace monótono y a Vicente le entra un poco de sueño. Un tramo de la Autovía lo inauguró Rajoy hace dos días.
Paramos a tomar café, a que nos de el aire y de paso aprovechamos para lavar el coche, que va lleno de barro de la nevada que pillamos al subir.
Esta Autovía está llena de enormes y altos viaductos y de puentes, salvando las entradas de las rías y uniendo los montes. Por eso costó tanto de terminar.
Salimos en Cudillero y nos dirigimos al puerto  a comer. Es muy bonito el entorno. Nos damos una vuelta y le damos de comer a Max después de pasear un poco.
Comemos muy bien en Casa Julio. Al salir hacemos unas fotos. En la pescadería acababan de poner unas cajas con unos percebes espectaculares. ¡¡¡¡Qué pena que aun quedaban varios días para llegar a Valencia!!!!  Saliendo hacia la Autovía de nuevo, nos encontramos en una rotonda un control de alcoholemia, pero como sólo ha tomado Vicente una cerveza comiendo no le hacen soplar.
A mitad tarde llegamos a Casa Peleyón, una casa rural reconvertida en una casona preciosa. Está en el Barrio de Lois, cerca de Figueras en Asturias.
Delante de la casa tiene una enorme extensión de prado, con una avenida de tilos.
Descargamos el equipaje y Angeles, la dueña, nos enseña la casa y donde están todas las cosas, por si necesitamos algo. Todo está impecable, con una decoración exquisita. Toda la ropa de la habitación está bordada con las iniciales de Casa Peleyón. Hay una cocina para hacernos tisanas, tés, tabletas de chocolate, nevera con refrescos, licores, dulces de Navidad. En fin, un montón de detalles.
Sólo hay una habitación para perros. Tiene dos entradas. Una da directamente al interior del hotel y hay otra puerta exterior que tiene un jardín cuadrado y grande delante, para que juegue Max.
Descansamos un poco y salimos a pasear por el prado de la casona. Luego cogemos el coche y nos vamos a dar una vuelta por Tapia y Castropol. Localizamos la casa de Nicandro y Carmen.
Castropol está precioso, con esa calle que bordea todo el puerto iluminado.
De vuelta paramos en El Álamo a tomar un refresco y nos sacan para acompañar unas croquetitas recién hechas, muy buenas.
De vuelta en la casona nos sentamos un rato en el salón de la chimenea.
No se ve muy bien la tele y nos vamos a la habitación. Nos comemos un sándwich ligero y caemos pronto dormidos. Max nos da la noche porque se sube a la cama y se expande de tal forma que no nos deja espacio para nosotros. Como es una cama de 135 cm. no cabemos los tres.

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Sábado: 3 de Enero:

Salgo a pasear con Max por todo el prado y encuentra un montón de manzanas que caen de los manzanos frente a la casa. Primero juega con ellas, como si fueran pelotas, y luego se las come.
Desayunamos fuerte, ya que hay una variedad muy grande de quesos, pasteles y otras viandas, eso sí, todo casero, que invita a probarlo todo.
Le llevamos a Max algo del desayuno y se pone muy contento, como todos los días anteriores.
Nos vamos a Castropol, a Figueras , a Tol y a Tapia para verlo bien de día. La zona está preciosa y muy mejorada de la vez anterior que estuvimos por aquí.
En Tapia, Vicente busca un cargador para las baterías de los drones, pero no hay. Entramos en un supermercado a comprar pan.
Nos paramos otra vez en El Álamo a tomar un refresco y nos sacan de tapa una cazuelita de fabada.
Como estamos llenos del desayuno y de la tapa de fabada, no tenemos hambre y nos acostamos la siesta directamente. Al despertarnos merendamos algo y paseamos a Max.
Nos vamos a casa de Nicandro y charlamos un buen rato. Viene Carmen y después nos vamos con Nicandro a cenar a Ribadeo, al Restaurante San Miguel. Antes de entrar le damos de cenar a Max y pasea un poco. Cenamos pescado de maravilla, fresquísimo y muy bien hecho. Después buscamos un banco y vamos a tomar unas tisanas al Parador. Charlamos mucho rato y nos reímos del devenir de las cosas.
Dejamos a Nicandro en su casa y nos vamos a dormir después de que Max corra por el prado y nosotros paseemos un rato. Hoy va a dormir atado a las patas de unos sillones, con una alfombra debajo de él, para que nos deje dormir a nosotros.

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Domingo: 4 de Enero:

Como siempre, el inicio del día es un largo paseo con Max por los prados.
Hoy desayunamos ligero y después nos vamos a casa de Nicandro. Vicente y él se van a dar una vuelta por el campo de Golf que tiene alrededor de su casa. Tiene 11 hoyos y se llama Cierro Grande. Yo me quedo charlando con Carmen. Viene Ana, la hija y al poco me voy con Nicandro y Vicente a Luarca al Restaurante Casa Consuelo. Como la intención es comer una fabada sólo pedimos de entrante unos boquerones en vinagre caseros muy ricos. La fabada está espectacular de buena, bien hecha y suave. No hay ningún sabor que predomine sobre otro. Un 10. De postre no podía faltar un arroz con leche.
Volvemos al campo de Golf y Vicente vuela el dron. Ha olvidado la cámara en el hotel y se van Vicente y Nicandro a recogerla. A la vuelta vuela otra vez y hace video de parte del campo. La pena es que se va yendo la luz. Hay mucha expectación entre los jugadores. Después pasan el vídeo al ordenador y lo vemos todos en la cafetería del Club.
Recogemos todo y nos despedimos de Nicandro. Nos ha encantado volver a verlo. Está como siempre.
Descansamos un poco en el hotel, hacemos las maletas, cenamos las últimas provisiones y nos dormimos.

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Lunes: 5 de Enero: Castropol - Valencia

Hoy hay niebla y está la hierba muy mojada. Max se moja todo y al volver del paseo hay que secarle las patas y la barriga.
Desayunamos fuerte, con intención de parar poco. Nos preparamos unos sándwiches para el camino, nos despedimos de Ángeles, cargamos el coche y a las 10.25 emprendemos camino hacia Valencia.
Cuando llevamos una hora de ruta paramos a despejarnos, tomar café y enseguida continuamos.
Ya en la provincia de León, al salir del túnel de Pajares, está todo nevado. Atravesando Castilla nos acompaña una niebla persistente casi hasta Madrid. Un poco antes de llegar paramos a repostar y de paso Max come un poco y se pasea por una explanada. Mientras tanto nosotros nos comemos los sándwiches y eso nos da fuerzas para continuar.
A media tarde volvemos a parar para tomar un refresco y el aire y así  afrontar el último tramo.
Llegamos a casa a las 7.05.
Descargamos todo y tenemos que subir en dos tandas en el ascensor, con tanto trasto.
Saludamos a los vecinos y les damos en seguida los sobaos de Potes.
Ya se acabó este viaje. Ha sido muy relajante y con alegría de ver a Aquilino, Lourdes y su familia y volver a ver a nuestros amigos Nicandro y Carmen, después de tantos años de amistad.

Hasta la próxima.....

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