Al principio de este año se planteó a donde nos decidiríamos ir para hacer nuestro viaje anual. Se barajaron algunas alternativas, pero tal y como estaban llegando las malas noticias de muchos lugares las opciones se iban reduciendo. Nuestros amigos Ben y Mila no conocían la Toscana, bueno, ella sí, pero de jovencita y no recordaba casi nada. Nosotros estuvimos sólo tres días hace 25 años y siempre había dicho que es de los lugares ya visitados a los que no me importaría volver.
Y así comenzaron los preparativos. Buscar las fechas, los vuelos más directos y baratos, el alquiler del coche, el hotel en un punto de fácil acceso a todos los sitios, que fuera pequeño, y sobre todo, con encanto, y para finalizar, adaptar una ruta lo más completa y variada posible.
Tras muchos días de sentadas delante del ordenador para elegirlo todo se fue organizando un plan, que al consensuarse con nuestros amigos, ya se hicieron las reservas antes del verano, en Mayo concretamente. Menos mal porque coincidieron las fechas con la feria de la cerámica de Bolonia y el avión iba lleno tanto a la ida como a la vuelta.
La mejor opción era un vuelo de Ryanair desde Valencia a Pisa, de una corta duración, menos de dos horas y allí alquilar un coche. Florencia está a 1 hora del Aeropuerto, con lo cual se ajustaba bien a nosotros. Con otras compañías de vuelo había que hacer escalas absurdas.
La Toscana es muy grande y tiene mucho que ver. Es una extensa región situada en el Noroeste y centro de Italia, una de las mayores del país. Llega desde el Mar Tirreno hasta los Apeninos. Es una zona montañosa con escasas llanuras que son muy fértiles. Su perfil es ondulado formado por colinas suaves que le dan ese aspecto tan típico. Su principal altura es el Monte Prado de 2054 m. de altura, su principal río es el Arno, que atraviesa Florencia y además cuenta con volcanes en la zona. En la costa hay varias islas, entre ellas la de Elba, famosa por la estancia allí de Napoleón. Su agricultura se basa fundamentalmente en cereales, patatas, olivo, vid, y en las zonas pantanosas arroz, además de girasoles, hortalizas y tabaco.
Hay varios tipos de árboles que destacan en el paisaje, sobre todo el ciprés mediterráneo que remarca todas las entradas a las casonas en lo alto de las colinas, lo que le da ese ambiente tan peculiar. Hay además bosques de encinas y robles, además de laureles. También destaca un tipo de pino muy alto que tiene una copa muy peculiar, plana y ancha por la parte superior. Además complementan el paisaje las plantaciones pequeñas de olivos y los viñedos que dan origen al famoso vino Chianti.
Ha sido una experiencia magnífica, la Toscana engancha por todo y siempre vale la pena conocerla.
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